«La Reina de Africa» sigue viva

4 mayo, 2009 a las 11:22 pm | Publicado en Barcos de cine, Cine | 1 comentario

La Voz de Galicia

A BORDO DEL «LIEMBA» EN EL LAGO TANGANICA

En el barco que hundió Bogart

El editor gallego Eduardo Riestra se enrola con el escritor Javier Reverte en el barco de «La Reina de África», un vapor de leyenda que recorre las aguas del lago Tanganica entre Mpulungu (Zambia) y Kigoma (Tanzania).

Autor: Eduardo Riestra
Fecha de publicación: 2/5/2009

Comienza a anochecer, pero aun así pudimos ver desde el embarcadero de la pequeña aldea costera de Kasanga el resplandor de una potente luz que procedía del interior del lago Tanganica, ahora inmenso y negro. Era el foco que maneja el piloto para su navegación de cabotaje. Cuando el barco, que provenía de la cercana Zambia, dobló el cabo para entrar en la rada del muelle, nos miramos emocionados. Íbamos por fin a embarcar en aquella leyenda. La nave, completamente iluminada, parecía un maravilloso artefacto de museo. Subimos a bordo, dejamos nuestros equipajes y nos abrazamos. Estábamos por fin en el Liemba.Para llegar hasta allí habíamos tenido que recorrer durante cinco días más de 1.200 kilómetros por carreteras de tierra repletas de socavones que las primeras lluvias del final del verano habían agrandado, carreteras destrozadas donde los coches avanzan a veinticinco kilómetros por hora sorteando trampas. Habíamos salido de la reserva Selous una semana antes, y desde Mbeya nos habíamos dirigido a la capital de Tanzania, Dodoma, con objeto de tomar desde allí el tren hasta Kigoma, la ciudad más importante de la costa tanzana del lago Tanganica y puerto base del Liemba.El viaje había comenzado en Dar es Salaam el primero de marzo, el día de las elecciones. Un grupo de amigos del escritor Javier Reverte habíamos tenido la oportunidad de participar en el tramo tanzano de uno de sus viajes. Entre ellos se encontraba su hermano Jorge, que sabría de la salida de su último libro (El arte de matar, RBA, Barcelona) desde la ciudad de Iringa, ya en las tierras altas, a medio camino del sur. Aquella noche brindamos con cerveza templada en un restaurante de luz mortecina. Aunque el viaje era largo y contemplaba diferentes tramos, el eje central era la navegación en el Liemba, desde Kigoma hasta Kasanga, recorriendo así gran parte del lago de noroeste a sureste y desembarcando en el último puerto antes de entrar en aguas de Zambia. Sin embargo, aquel plan se había desbaratado. Nuestra intención inicial era tomar el ferrocarril que desde Dodoma cruza el país hasta Kigoma en un viaje de más de veinticuatro horas, pero al llegar a la capital nos habían dado la mala noticia de la suspensión del tren. Aun suponiendo que al día siguiente la línea se restableciera, no llegaríamos a tiempo de embarcar. Solo cabía ir a buscar el barco al otro extremo de su trayecto, adonde llegaría a finales de semana. Iringa, Mbeya, Tunduma, Sumbawanga y, finalmente, nuestro destino: Kasanga. Y allí estábamos embarcando en aquella leyenda flotante. ¿Pero por qué tanto interés por el Liemba?El MV Liemba fue construido en 1913 en los astilleros Meyer-Werft de Papenburg, en Alemania. Desde allí se transportó en cincuenta mil cajas hasta el lago, en cuyas orillas fue ensamblado como un inmenso puzle, armado con un cañón y botado en 1915. El nombre que figuraba en su casco era Graf von Götzen, el del entonces gobernador de la región. Al perder la Primera Guerra Mundial, los alemanes deciden hundirlo, pero con el cuidado suficiente para que pudiera ser recuperado. Ocho años más tarde, en 1924, el pecio es rescatado por la Royal Navy, que lo pone en servicio bajo su nombre actual, Liemba, expresión con la que se denomina la lengua común de los pueblos de la región de esa orilla del lago Tanganica. En 1961, con la independencia de Tanzania, es cedido al nuevo Gobierno, y desde entonces sigue siendo el medio de transporte fundamental en la costa este del lago. Occidente tuvo la ocasión de descubrirlo de la mano de John Huston, que casó en su puente, antes de mandarlo a pique, a Katherine Hepburn (Rosie) y Humphrey Bogart (Charly) en La Reina de África (1951), película por la que el actor obtendría su único Oscar.Nos encontrábamos por tanto a bordo del Liemba la noche del pasado día 13 de marzo. Tardamos un buen rato en instalarnos en nuestros cubículos de primera clase, en la segunda cubierta. Diez camarotes en total para un barco que tiene capacidad para setecientas personas. Hay también media docena de camarotes de segunda clase y una bodega con bancos para el resto de los pasajeros. Y además un amable comedor almodovariano, ruidoso y bastante concurrido a la hora de la cena. Esa primera noche llovía intensamente y ya de madrugada cayó un rayo como un cañonazo. Durante los tres días con sus tres noches vivimos una experiencia intensa, en la que pudimos relacionarnos con gentes venidas de Zambia o de la lejana Sudáfrica que regresaban a Ruanda o a Burundi, como aquel François Minani, que no podía ocultar su nerviosismo ante la inminencia del reencuentro con su familia en Bujumbura. Había también familias, muchas mujeres, todos ellas como extraños marsupiales que llevan a la espalda un bebé firmemente atado con un kanga multicolor. El barco proveniente del puerto zambiano de Mpulungu se iba deteniendo en alta mar, en alto lago, frente a pequeñas aldeas de donde surgían decenas de embarcaciones que pretendían abarloarse. Nos quedábamos al pairo con la máquina apagada mientras éramos abordados por la marabunta, a cualquier hora del día o de la noche. Kala, Wambembe, Msamba, Ninde, Kipili, Miranda y así hasta dieciséis pequeños pueblos para los que el Liemba es la única vía de comunicación con el resto del mundo. Los atardeceres casi dolorosos, el horizonte oscuro del Congo, territorio de terror desde los tiempos de Leopoldo II de Bélgica hasta ayer mismo, hasta hoy; la lluvia caliente, los paisajes de vegetación casi obscena (el parque de Mahale Mountains, donde se rodó la película Greystoke, de 1984). La misma costa en que, un poco más lejos, en Gombe Stream, anda Jane Goodall retozando con sus chimpancés. En la madrugada del lunes el barco fondeó frente a la ciudad de Kigoma y los viajeros, impacientes como aquellos judíos del Exodus que en 1947 intentaban llegar a la costa de Palestina, tuvieron que aguardar a que con la claridad de la mañana se abriese el puerto y nos permitiesen atracar. Durante esas horas, en medio del trajín de la noche, en los bancos de tercera clase moría un pequeño pasajero, un niño que horas antes rechazaba frente a la puerta de nuestro camarote la teta de su madre. Ya avanzada la mañana descendimos a tierra. Creo que habíamos cumplido un sueño.

Caracteristicas:

  • Puesta de quilla: 1913
  • Botadura: 1914
  • Comisionado: 1914
  • Estatus: En  servicio activo
  • Puerto de registro: Kigoma, Tanzania
  • Desplazamiento: 1575 t.
  • Eslora: 70 m.
  • Manga: 10 m.
  • Propulsion: Maquina Diesel (Vapor hasta 1970). Triple expansion 500 shp (370 Kw), 2 helices.
  • Velocidad: 9 nudos

Fuentes: La Voz de Galicia

Foto artistica: Andreas Kruse

Blog de WordPress.com.
Entries y comentarios feeds.